En el contexto de la crisis mundial generada por el COVID-19 y la incertidumbre que nos producen sus efectos en nuestro entorno, es que, en mi condición de Presidente de Organización de Bomberos Americanos (OBA), los invito a conservar la calma y a mantener en nuestros corazones esa fuerza interior que motivó a cada uno de nosotros a dedicar nuestra vida al servicio de la comunidad.
Salvar vidas ha sido lo más gratificante que hemos hecho a lo largo de la historia de nuestras instituciones, por décadas lo hemos arriesgado todo sin esperar nada a cambio y hoy, cuando tenemos una amenaza latente, no podemos desfallecer. En cada país, en cada ciudad, en cada pueblo, hay una comunidad que confía y tiene puesta sus esperanzas en nosotros y esa debe ser nuestra mayor motivación para enfrentar esta pandemia. Ustedes y yo sabemos que un bombero nunca se cansa: hace una pausa para respirar y continúa hasta alcanzar el objetivo.
Pues bien, hoy la vida nos reta a dar lo mejor de cada uno de nosotros, poniendo a prueba toda nuestra capacidad física y mental. Acudamos a los conocimientos adquiridos, los recursos disponibles, a la experiencia en nuestra labor, a la Abnegación y la Disciplina como pilares fundamentales de nuestras instituciones y al cumplimiento riguroso de los protocolos para protegernos y proteger a nuestras familias.
Quiero recordarles que no están solos, que somos una hermandad, que compartimos la misma pasión y que tenemos idéntica misión por delante. Sus preocupaciones son las mías, sus logros me enorgullecen y sus pérdidas me duelen. Sepan que, a pesar de que estamos pasando por tiempos difíciles, sabremos soportarlos y resistirlos hasta que todo termine.
No pierdan la fe. Larga vida a OBA y a todos los bomberos y bomberas de nuestra América y del mundo.
Crnl. Martín Cucalón de Ycaza, PRESIDENTE OBA